miércoles, diciembre 05, 2012

Hombres que vuelan tras los muros.


      Empezar a trabajar en una cárcel era mi sueño, sí. Aunque usted no lo crea, me veía como una especie de Madre Teresa de la prisión, ayudando y escuchando a esas almas cautivas de sí mismas, y del estado. Cuando ingresé por vez primera a una cárcel venezolana, me sentí animada a consumar mi deseo: -Tengo que conseguir este empleo-, y así fue. Estando recién graduada, todas las teorías invadían mi mente, todos los autores, las guías y libros leídos en la universidad aguardaban para ser por fin, aplicados a todos estos "necesitados".

       Largos pasillos acompañaron mis pasos, olores penetrantes, paredes que contaban vidas enteras y ojos por todos lados. Ojos con amargura, ojos con rabia, ojos con impotencia, ojos con desaliento, ojos con esperanzas. Jamás en mi vida había visto tantos ojos juntos, y allí estaban ellos: los presos, los cautivos.

       Mi recorrido no era a los muros de la cárcel, mi recorrido era a la piel de cada uno de ellos, a sus bocas, sus manos, sus cabellos. Sí señores, ellos también son humanos. Me dije: “Aquí va a ser, aquí vas a dar más de ti que cualquier otra persona”. 
      
      5 años han pasado desde que me convertí en la Psicóloga de la Cárcel de Tocuyito en Carabobo. ¿Qué puedo decirles?, aún recorro sus miradas, sus cabellos y sus cuerpos…pero hubo algo que olvidé mencionar, los presos no son presos solo porque sí, los presos son presos porque siempre alguien lo quiere así. Y ninguna teoría por buena que sea, o ninguna Psicóloga por voluntad que tenga, puede derribar el monstruo que se oculta detrás de cada cárcel, detrás de cada candado.

      De cárcel ya tuve suficiente, y no por los presos; sino por ellos…los que mandan detrás de escritorios grandes y lujosos, de “ninguneados” tal como les decía Eduardo Galeano, ya tuve suficiente. Y Me pregunto, ¿Cuándo la sociedad tendrá suficiente de los corruptos e indolentes? ¿Cuándo?



Sol Melendez
05-12-2012

lunes, diciembre 03, 2012

El sauce lloró.

Allí estaba como siempre, pero algo fue diferente esta noche. Todos lo veían, todos lo admiraban. Se sentía imponente, importante y lleno de vida. -¡Mira que cantidad de niños viéndome!-, se decía mientras sonreía. Sin embargo, hacía calor, se sentía demasiado cargado; como si tuviese encima diez mil luces titilando.

     Su sorpresa fue mayor cuando pudo observar que como todos los años, había llegado esta loca época donde a todos les da por ser felices y tomarse fotos. ¿El calor? era obvio, pues por su tronco y sus ramas colgaban cualquier cantidad de luces para hacer más hermosa la fulana "navidad", para iluminar la noche de la fulana "paz".

     Se entristeció muchísimo, pues se dio cuenta que no lo admiraban a él como árbol, como sombra, como reposo, como parte de la naturaleza, como cobijo...sino como un pobre payaso al que maquillaban colocándole esa cantidad de luces de colores, los niños no lo querían por árbol, sino por los bombillitos y faros que colgaban a lo largo y ancho de su tronco, ramas y follaje. No lo querían por los años que lleva en la tierra, sino por el maquillaje que éstas personas deliberadamente le colocan para que supuestamente brille.

    ¿Cómo ser parte del viento, cuando me encuentro tan atado con este aparataje de luces? -se preguntó muy conmovido-. Y para tristeza suya, y alegría de los demás, dejó de respirar. Pero como era de suponerse, nadie lo notó, pues tantas luces y maquillaje ocultaron su sombra, la cual sollozaba a gritos. 

      Así que, sin que nadie lo notara, y sin que nadie lo buscara por ser quien era; el sauce lloró.


03-12-2012

domingo, diciembre 02, 2012

El tiempo ha sido un ladrón.

      Buscando en mi pasado, encontré este blog abierto por la inquieta niña estudiante de Psicología que se creía profunda y "diferente", hace un par de años. Al leer las antiguas entradas me provocó llorar y reír a la vez, parte de mi bipolaridad debo confesar; pero también porque esas letras fueron escritas por una soñadora, por una jovencita llena de expectativas, por una niña que pensaba lo iba a conseguirlo todo al tener un título en sus manos. Esa niña creció, y el título en nada la mejoró.

      5 años han pasado desde que me gradué, 5 años desde que empecé a trabajar como la "gran Psicóloga" de un Centro Penitenciario. Al leer mis antiguas entradas a este blog, puedo percibir la inocencia de unas letras que no sabían todo lo que afuera, se iban a encontrar. Muchas cosas han pasado desde entonces, puedo decir que aún sigo soñando pero ahora mantengo marcadas dosis de realidad asociadas a mis anhelos. Y eso, destruyó cada sueño. Me convirtió en una "adulta" de quince y último, en una "adulta" de sueños controlados por el deseo de otros.

      Mi primer impulso al encontrar este blog que abrí hace tanto tirmpo, fue eliminarlo. ¿Pensar que alguien pudiese toparse con esas letras de hace tantos años atrás?, que horror -me dije-, y luego; pensé que como recompensa a esa niña que ahora quiere volver a despertar en mi, decido mantenerlo igual y como regalo decido volver a escribir acá, sin importar que me lean, o que me sigan. Esa niña interna me pide a gritos que vuelva a soñar, que vuelva a escribir solo por hacerlo. Que me sacie de madrugadas cargadas de letras sin sentido. 

      Así que la "adulta" hoy le hace caso a su niña interna, que se cansó de jugar a ser grande, que se cansó de pensar como grande, y sobretodo que se hastió de sentir como grande. Hoy celebro el retorno de mi niña interior.


02-12-2012